Mi profesión en la vida cotidiana
Recomendaciones que se debe tener
1.
No comas nada que no le pareciera comida a tu bisabuela. Cada año
aparecen 17.000 nuevos productos en los supermercados. Pero según
Nollan no todos pueden calificarse como alimentos, algunos son más
bien «sustancias comestibles con aspecto alimenticio». Motivos para
evitarlos: aditivos químicos y de los derivados del maíz y la soja,
plásticos de sus paquetes... No cojas nada que tu abuela o bisabuela
no hubiera reconocido como comida a un primer vistazo. ¿Es eso un
postre de gelatina, pasta de dientes o platilina transparentes.
2.
Evita productos que... Contengan ingredientes que nadie tendría en
la despensa. Que contengan jarabe de maíz rico en fructuosa. Que
citen cualquier clase de azúcares o edulcorantes entre sus tres
primeros ingredientes. Que contengan más de cinco ingredientes. Que
contengan ingredientes que un niño de primaria no pueda pronunciar.
Que finjan ser lo que no son (por ejemplo la margarina).
3.
Cuidado con los productos que se venden como «light», desnatados o
bajo en grasas», así como los «saludables». Michael Pollan
asegura que quitar la grasa de los alimentos no los convierte
necesariamente en adelgazantes. También advierte de que «demonizar»
a la grasa hace que le demos vía libre a otro nutriente
supuestamente bueno, los hidratos de carbono. «Más vale comer la
versión auténtica
con moderación que hincharse del producto light (atiborrado de
azúcares y sal)
4.
Cuestión de lugar. Siempre que puedas, aléjate del supermercado y
apuesta por los mercados tradicionales. Si procede de una planta
puedes comerlo, si lo han fabricado en una planta, no. Si te lo
sirven por la ventanilla del coche no es comida.
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